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El confuso caso del sicario liberado por error.

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Un hombre acusado de asesinar a un empresario fue liberado de la cárcel por un grave error. Un sicario acusado de asesinato fue liberado por una cadena de errores administrativos entre el Poder Judicial y Gendarmería. Todo partió cuando un tribunal emitió una orden para liberarlo con el fin de corregir su nombre, pero minutos después envió otra para anular esa decisión. Gendarmería, la entidad a cargo de las cárceles, actuó con la primera orden y el sujeto, que ahora está prófugo, quedó en libertad.

La situación se complicó aún más al descubrirse que el criminal usaba un nombre falso. Su verdadera identidad, Alberto Carlos Mejía Hernández, se confirmó recién gracias a sus huellas dactilares. Mientras el Poder Judicial y Gendarmería se culpan mutuamente por el fallo, la Fiscalía investiga para determinar si fue un simple error en los protocolos o un acto de corrupción deliberado. Este caso ha dejado en evidencia las graves debilidades del sistema de justicia para enfrentar al crimen organizado.

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