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El Caso ProCultura y sus coletazos políticos.

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La Fundación ProCultura, dirigida por Alberto Larraín, está en el centro de una gran polémica. Se investiga cómo recibió millonarios fondos públicos de distintas entidades del Estado, como gobiernos regionales y ministerios. Esta situación ha destapado sospechas de posible fraude al fisco, asociación ilícita y hasta financiamiento irregular de la política. El caso se complicó aún más cuando se supo que el teléfono de Josefina Huneeus, exesposa de Larraín y expsiquiatra del Presidente Gabriel Boric, fue intervenido. En esas escuchas, se registró una conversación entre ella y el Presidente, lo que generó un escándalo. Los abogados de Huneeus acusan que la intervención fue ilegal y un acto de “espionaje”, ya que, según ellos, no era imputada cuando se ordenó. La Fiscalía, por su parte, defiende la legalidad de la medida, afirmando que Huneeus pasó a ser imputada al sospechar de su participación en los delitos.

Este enredo ha provocado un terremoto político. El ministro del Interior, Álvaro Elizalde, y el gobernador de Valparaíso, Rodrigo Mundaca, se han culpado mutuamente sobre quién tiene mayor responsabilidad en los dineros entregados a ProCultura. La oposición ha aprovechado para citar a Elizalde al Congreso y exigir explicaciones. Además, Verónica Serrano, quien fue jefa de Asentamientos Precarios en el Ministerio de Vivienda y es tía del exasesor presidencial Miguel Crispi, también está siendo investigada por autorizar transferencias a la fundación. El fiscal a cargo de toda esta compleja investigación, Patricio Cooper, también enfrenta cuestionamientos y solicitudes de remoción por su actuar en este y otros casos, lo que añade más tensión al ambiente.

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